Saturday, July 12, 2008

Sobre la filosofía latinoamericana.


Qué significa en sí preguntarse si hay una filosofía latinoamericana, si tomamos en cuenta, como primera instancia, que la filosofía como tal sólo se puede reconocer en su lugar de origen, en el suelo que la funda, la crea y la conceptualiza, es decir, Grecia. Luego entonces, filosofía, sinónimo de reflexión hará que en cada pueblo crezca y se conforme de nuevas estructuras sociales e individuales, crearse y conformarse para dar respuesta a todo aquello que el humano se cuestiona, por lo que se atemoriza, por aquello que está más allá del posible alcance de su mano y de su vista; es así como la filosofía de cada comunidad, reunión de individuos, rotación de roles, visiones del mundo distintas, interpretaciones de la naturaleza de por sí diversas, comienza a gestarse y da origen a los distintos modos de creer y crear en la vida del humano.

Entonces, el significado de preguntarse si hay o no una filosofía latinoamericana es tan vacío como el imaginarse que desde Grecia no hubiera nunca avanzado el pensamiento del humano, no hubieran llegado las respuestas y los planteamientos de lo que la vida y el mundo es y cómo se conforma. En tal caso, la respuesta a la incógnita de si hay o no en Latinoamérica una filosofía de vida, compromiso, respuesta, presencia es, sí. Sí porque se debe atender a que todo ya está dicho y escrito sólo que a los humanos de las nuevas generaciones próximas y aún no contempladas les toca y les tocará vivir las palabras ya dichas por los antiguos humanos y darles su propio significado ante el mundo que les corresponde o ha correspondido vivir, estar y crear. Y, aunque aparentemente las sociedades avanzan, realmente siempre se está cuestionando cuál es la mejor forma de vivir, cómo es que debemos pensar, en qué debemos creer, etc. La filosofía es, entonces, la base sólida de donde, sin lugar a duda, puede comenzarse a cuestionar y responder para continuar.

Hemos conocido hasta ahora el caletre de distintos pensadores que han dejado huella en el pensar y reflexionar sobre la América Latina que nos abraza y vemos que, en general, todos arrojan la idea positiva a la existencia de una filosofía representativa de estas regiones. Sólo que, como en todos los tiempos y en todos los lugares en que se ha querido responder sobre la realidad de una filosofía pura de algún país o comunidad, la respuesta es casi siempre la misma: sí la hay, sólo que bajo distintos precedentes, paradigmas y necesidades sociales.

Darcy Ribeiro presenta la siguiente declaración: "Podríamos hablar de civilizaciones, de nexos, de contingencias, de desmedros en las sociedades... ¿y qué?, la situación es que nosotros mismos no hacemos por que se mire, se vire hacia la América Latina fuerte y decidida de ahora. Pero, no es tan contundente, quizá, pues hoy en día se escucha más de los movimientos a favor de las diferencias de razas, de obligatoriedades, de desigualdades económicas, etc". Precisamente desde nuestro México se habla negativamente de lo que aquí se construye, se piensa, se hace y seguimos dándole exclusividad al pensamiento no-nuestro.

Mientras que, a partir del pensar de Leopoldo Zea planteo que, "olvidar el pasado servil pero que, a la vez, sea motivo para la creación de la filosofía latinoamericana en son de la libertad misma. Sin olvidar que se debe enseñar a aceptarla y a disfrutarla. De este modo, se atiende a la proclama de Alberdi ‘la filosofía de una nación es la serie de soluciones que se han dado a los problemas que interesa a los destinos nacionales’”. Reiteraré aquí, la necesidad de sentirnos y vernos libres, de expresar nuestra filosofía bajo la significación estricta de la palabra para que así, realmente creamos en ella.

Es a esto a lo que me refiero, a partir de las palabras de Salazar Bondy: “Creo que se debería retomar el tema de la Filosofía Latinoamericana de fondo, desde su raíz. Sí tomar en cuenta el nacimiento de la filosofía como tal en los griegos pero no olvidar que los náhuatls, mexicas, zapotecas, etc. (por hablar del mero territorio mexicano) ya tenían sus propios conceptos y explicaciones del principio de todas las cosas, de la naturaleza, del porqué del humano en la tierra. Hacer filosofía para el mundo desde nuestro pensar determinado por nuestras propias necesidades territoriales”. No tenemos nada que nos detenga para hacerlo.

Así las cosas, de Alfonso Reyes recuerdo que: “Hablar de cultura americana sería algo equívoco; ello nos haría pensar solamente en una rama del árbol de Europa trasplantada al suelo americano” y es que en realidad la cultura, en lo que le llamaron la nueva España, ya existía. Nos arrebataron ‘nuestras’ creencias y nos impusieron las suyas, nuestra civilización quizá entonces era más lenta a diferencia del otro continente pero no llevábamos prisa. Sin embargo, nos obligaron a correr. Pero esta carrera también abriga el deseo imparable por ser auténticos a pesar de las muchas influencias extranjeras en nuestro país. O mejor dicho, en toda la América Latina. Y, de este modo apelar a lo que Vasconcelos anuncia: Por ello es claro que no es ‘legítimo hablar de un retorno al indígena' sino darle valor a todo aquello que nos formó en el inicio de la historia, de nuestra historia.

Dejemos entonces de preocuparnos del "Cómo" del quehacer filosófico latinoamericano, y ocuparnos, mayormente, por responder al "Qué" decir de los latinoamericanos. Y al hacer uso del pensamiento y planteamiento de Rodolfo Kush que le da la real importancia, para este quehacer, al pensamiento popular que es precisamente el 'modo de existir en común'; esta manera de pensar la filosofía latinoamericana tendrá mayor valor porque será desde el interior de la idiosincrasia latina, pueblos que se entienden por su habla, su sentir, su concebir la vida, su calor humano.